En el Perroton de esta mañana hemos visto un caso increíble de superación de un dueño y principalmente de su mascota.
Este es Coco, un bulldog francés que tuvo una fractura en una vértebra con 6 meses, que le dejó paralítico de las patas traseras.
Ni su amo ni él se rindieron.
¿Cuántos de nosotros hubiéramos pensado que lo mejor era sacrificarle? Si somos honestos con nosotros mismos, la mayoría.
Pues bien, su amo lejos de plantearse eso, le compró y acopló a medida un carro que suple sus patas traseras, como podéis ver en la foto.
Coco corretea y juega a sus anchas y se comporta como un perro más, a pesar de su minusvalía.
Esto demuestra que la naturaleza no tiene piedad ni entiende de penas. Ni para bien ni para mal.
Lo que para una persona nos podría suponer en su situación caer en una depresión, persar que nuestra vida ha perdido cierto sentido y por supuesto una vida truncada por un suceso como este, para el no es asi.
Una vez más este es un ejemplo de cómo los perros no entienden de debilidades emocionales. Coco no se plantea darse pena a sí mismo por lo que le ha pasado, sino que ha buscado y ha encontrado gracias a su amo, una manera de suplir su problema y se comporta totalmente normal con el resto de perros y con las personas.
Es una historia conmovedora que sirve como ejemplo de lo mucho que tenemos que aprender de los perros y que muestra el lado negativo de la emotividad humana, si bien por supuesto no queremos decir que siempre sea algo negativo, todo lo contrario.
Su dueño, por esa emotividad humana, ha hecho lo necesario para que Coco sea quien es hoy y le ha regalado una maravillosa vida a pesar del percance que tuvo a los 6 meses.
Toda nuestra admiración para este estupendo señor y gracias Coco, gracias por ser un perro y por demostrarnos que toda adversidad puede superarse.
